martes, septiembre 14, 2004

La vida que fue ( ¿Campanas otra vez? )

No fueron, esas otras veces, las risas de los niños la campana que convocó a los que no tenían esperanza.

Fueron los ojos de los indígenas, ñañhús o nahuatls, brillando al calor de una lucha triunfante: una resolución presidencial ejecutada, dotándolos de terrenos ejidales o comunales; una solicitud de ejido recibida por autoridades agrarias rejegas; la libertad de un compañero preso por defender al ejido; la conquista, no sin buena dosis de violencia, de una urna electoral, de la cual iban a ser robados sus votos.

Esa campana está enmudeciendo, pero se niega a callar.

A veces me parece que va a empezar el repique.

No sé si sólo sueño con un movimiento como de temblor de tierra, profundo, que empieza a murmurar en la profunda retaguardia de mi pueblo.

¿Será una campana que suena, muy lejos y en sordina, llamando a la esperanza?

¿Será sólo un último estertor de los desesperados?

¿Será sólo la utopía modernista del que escribe?