domingo, enero 02, 2005

¿Quién conoce a Pedro González?

Tiene 54 años.

Me está limpiando los zapatos, en el Distrito Federal.

Los zapatos están sucios, tierrosos, arañados. Son los mismos con los que, durante cuatro días, recorrí a pie Monclova en busca de fantasmas.

Se me ocurre iniciar la plática con él.

Fue obrero en una fábrica, cuyo sindicato sólo cobraba cuotas y no se veía más.

– Soy campesino – me dice en un momento dado. – Este año (2004) sembré maíz en un terrenito que tengo en Teziutlán, Puebla, pero ¿de qué me sirvió?, al hacer cuentas resultó que perdí ochocientos pesos ¿Para qué seguir sembrando?

Al terminar de bolear el calzado me vende, amable y sonriente, un cigarro suelto, del tenderete ambulante con el que completa su economía vendiendo dulces, chicles, chucherías.

Voy entrando al metro de la gran ciudad con el alma estrujada.