Anuncio por algún medio masivo de comunicación: "Millones (no recuerdo cuántos, no más eso faltaba) de teléfonos celulares en el mundo. VIVIMOS EN LA ÉPOCA MEJOR COMUNICADA (o ¿decía "en la época de mejor comunicación"?, los agujeros de la memoria se abren desde ya) DE LA HISTORIA" y se deduce (hasta yo, romo para esas cosas lo hago) "compre usted su celular si no tiene, (o cómprese otros) y comuníquese más y mejor".
¡Qué disparate!
¿Largas pláticas telefónicas?, estoy en un alto que sólo dura treinta segundos o voy saliendo de la disco, en la cual platiqué mucho (¿?) ¿Largas cartas al amigo, al novio, a la esposa, a los papás?, estoy en internet y es más rápido un forguard, y más comunicación deben ser muchos, que me mandaron no sé quiénes.
Llevo años sin ir a misa a las iglesias de mi pueblo, y en verdad hay muchas. Ya se me está ocurriendo hacerlo para regresar a la chorcha (¿cómo se dice iglesia en inglés?), palabra que remite a la vieja y sabrosa comunicación de hace cien años. Pero no, mis amigos tampoco van a misa. Iré entonces de choping a un centro comercial para comunicarme, ¿con quién?, ¿con las mercancías?
¡Bah!, hoy ando "pesi", sin ganas de usar resbaladillas.